De escenario en escenario
Murmullos, pisadas, respiraciones agitadas, el pasillo repleto de gente, nerviosismo o emoción, no lo puedes entender, y al final, frente a ti, el lugar donde la magia sucederá, el escenario.
Este tipo de experiencias vivimos los aficionados a los eventos musicales, teatrales y demás, ese sentimiento compartido que muchos no podrán negar.
Cuando eventos tan inmensos e imponentes como el Festival Escénica de la CDMX o el Tecate Comuna en la Ciudad de Puebla se hacen presentes, no es de extrañarse que el interés y la emoción por los fanáticos del arte se hagan notar.
Y no es de extrañarse pues no importa la edad que tenga uno, cuando tu banda favorita va a tocar en tu ciudad, cuando la obra de teatro que tanto disfrutas ver se presenta, no importa el lugar o la hora, si puedes ir, dejas todo para poder estar ahí.
Y es que eventos así son únicos y se disfrutan, no sólo en familia, sino en pareja, con las amistades y sí, ¿por qué no?, hasta de manera personal porque nunca sabes lo que puede ocurrir, a quiénes puedes conocer o con quién puedes coincidir; sólo o acompañado, lo importante siempre es disfrutar del momento.
Lo bonito de esto no sólo es su versatilidad, sino lo accesible que es, pues este tipo de eventos y presentaciones no siempre tienen un costo. Artistas nacionales e inclusive internacionales, nos hacen un gran favor al ofrecer shows sin costo alguno por el amor y la pasión que le tienen a su trabajo. Eso sí, nunca está de más apoyarlos de alguna manera de acuerdo a nuestras posibilidades pues, aunque el baile, la danza, la música, la pintura, el teatro y demás artes sean bellos, también tienen sus complejidades. Es un trabajo digno de admirar y valorar.
También existen espectáculos realizados en complejos académicos, tales como el Festival Angelopolitano de Danza de Puebla, celebrado desde hace 10 años por la BUAP, el cual es un ejemplo de que el arte nos une sin tomar en cuenta intereses o posiciones pues este año logró reunir compañías de danza, institucionales y universitarias diversas, tales como la UPAEP, la UDLAP y el IBERO; instituciones que dejaron su huella imborrable al presentarse en el escenario de la casa anfitriona.
Sin duda alguna, el espectáculo visual y auditivo que una obra teatral, un concierto e incluso una película puede lograr es admirable, y no es cuestión del tiempo que dure pues el sentimiento que causa en uno puede durar días, meses y hasta años; se vuelve una experiencia inolvidable, un recuerdo memorable, una anécdota digna de contarse una y otra vez, de generación en generación.
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